En los últimos años, hemos sido testigos de dos tendencias principales en el mundo de los dispositivos integrados. Primero, el hardware es cada vez más pequeño y potente. De hecho, de acuerdo con la visión del Internet de las Cosas (IoT por Internet of Things) la mayoría de los dispositivos pronto tendrán capacidades de comunicación y computación, que usarán para conectarse, interactuar y cooperar con su entorno. En segundo lugar, la industria del software se está moviendo hacia tecnologías de integración como la Arquitectura Orientada a Servicios. Especialmente en el dominio del software comercial, han aparecido aplicaciones complejas basadas en la composición y la colaboración entre diversos servicios.